Inernet's kill da music


Hubo una vez, en un tiempo, otro mundo y hace muchos, muchos años; que existían unos entes que se llamaban musicos. Tocaban instrumentos musicales: guitarras, bajos, bateria, pianos y un buen de instrumentos más. A veces rolaban solos y entregaban canciones sencillisimas pero grandiosas. sin mas que una guitarra, gente como Robert Johnson, Muddy Watters o Hank Williams grabaron en sesiones austerísimas un monton de rolas que cambiarian la vida de muchas personas. Esas grabaciones fueron muy escasas, y su sonido era bastante malo (sonaban como un huevo friendose) pero el mensaje y el sentimiento era demasiado poderoso como para fijarse en esas nimiedades.

Después llegó Elvis Presley y las cosas cambiaron radicalmente. Ahora los bares ni los teatros bastaban para un concierto, se necesitaban espacios mas grandes, y ni un tiraje de 200 copias podía satisfacer la demanda de discos. Ahora se necesitaban millones. Y se necesitaban tambien copias para todo el mundo. Y existían unos locos tan clavados que se empeñaban en tener todas las ediciones posibles de las grabaciones de su ídolo. ¿La edicion coreana también? La coreana tambien. ¿Y la edición francesa? esa tambien. Las disqueras empezaron a sacar discos sencillos, álbumes, recopilatorios, conciertos grabados.

Con los Beatles, en los sesentas, el disco dejó de ser una colección de canciones para volverse algo más: ya no podían venderse únicamente los discos sencillos, porque cada cancion era parte de un todo dentro de ese plato negro. Un todo único e individible. Un concepto. Un album conceptual que tenía que ser escuchado en su conjunto para revelar su significado. Esta idea era tan buena, tan artísticamente completa y compleja, que todo mundo siguió el ejemplo: Los Kinks, los Who, Frank Zappa, Pink Floyd y Led Zeppelin. Pronto los álbumes se volvieron una pieza muy entrañable y deseada entre los melómanos. Poseer esas obras maestras que revolucionarían la música, contenidas en esas cajas de carton de casi noventa centímetros cuadrados, generalmente con portadas bellisimas y de un valor artístico (aparte de la musica) inmenso, generaba un desvarío tremebundo en sus dueños

Después, los músicos estaban tan, pero tan, locos que ya no les bastaba con darnos su genialidad solo en la música, y ya no les bastó con que las portadas de los discos fueran autenticas obras de arte; ahora querían que la caja misma fuera oootra pieza de museo. y algunos la hicieron octagonal. y otros plateada, cual si fuera una moneda. otros la hicieron como una cruz gigante. otros más, la hicieron hasta interactiva. Y si ya de por sí, la actividad de buscar, comprar y escuchar un disco era algo orgiástico, ahora imagina que, aparte del disco, te llevas dos obras de arte mas, tan grandes como la musica.

Luego llegó el cd. Que ofrecia una calidad de audio impresionante. Pero a una menor escala, menos impactante. Sin embargo, supieron ingeniarselas para seguir entregando sus discos en pequeñas obras de arte. y ahi estaban las cajas de carton, o usar empaques de plástico con agua (como simulando sangre) o incluir bookletes en acetato y que, en su conjunto, presentaban cuadros increibles. o dar libros como estuche del disco (¡!) o usar otros materiales (desde piel, hasta peluche o metal) para que el escucha se llevara no solo musica increible a casa, si no mucho más. Una obra tan completa y tan perfecta que, con el tiempo, pueda alcanzar un valor inestimable. No solo en lo monetario, sino en lo sentimental para cada fan

Despues, un dia, llegó el internet y todo eso se acabó. Solo bastaba un click para que una canción llegara a la computadora y se pudiera escuchar en unas bocinitas. llegó el iPod y asi, invisibles, anónimos y anodinos estaban discos y discos y discos enteros en un cuadrito de unos cuantos centímetros. Con el internet ya no era necesario pararse de la silla para tener una obra que hace muchos años decenas de personas sufrieron por lograr. la inspiracion, técnica y arte de mucha gente se convirtió en un monton de invisibles megas. Nada mas. Ya ni siquiera es necesario pagar por la obra. Hay bandas que, incluso, son incapaces de darle un valor objetivo a su trabajo, en aras de "las nuevas tecnologias". Ya los músicos dejaron de preocuparse por tocar, pues todo lo hace un técnico en su computadora con el protools.

Ya los musicos dejaron de preocuparse por como va a lucir su disco, porque, en el remoto caso de que llegue a existir fisicamente, nadie lo compraria (o al menos no un tiraje "comercialmente justificable") las tiendas de discos mueren y muchos pierden el trabajo de una vida. Ya los elepés no son sino basura o meras cosas decorativas. La pálida sombra de un tiempo en el que el arte aun significaba algo, y valía la pena tenerlo como para tener presente que, por muy mal que este el mundo, habia cosas por las que valia la pena vivir. Porque dejar un legado era algo importante. Quiza en el futuro, esos megas y gigas de música, tengan el valor sentimental, cualitativo y cuantitativo que hoy posee un LP de "Who's next", "Ramones" o "Dark side of the moon".
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